No sé si se puede tener una pasión de nacimiento, pero yo la tengo. Sin aprenderlo de nadie, de niña no pedía muñecas ni juegos: pedía ropa. No me detenía en las tiendas de juguetes para mirar cuales serían mis futuras adquisiciones, no. Yo corría dentro de las tiendas de ropa y tocaba telas, miraba diseños, me impregnaba de la moda. No discutía con mi madre por la comida, sino por la ropa que me pondría para ir al colegio. No jugaba a las Barbies, mi única diversión era vestirlas. Pasaba horas dibujando diseños, imaginando miles y miles de prendas y combinaciones.
Y siempre tuve algo muy claro: la moda no es algo útil o funcional. La moda es arte, pasión, devoción, dedicación, imaginación, creación, afición.
Amo el arte en todas sus expresiones. Pero la moda es más: es arte para llevar puesto. Mucha gente me mira como si estuviera loca cuando digo que la moda es arte, porque no saben apreciarlo, porque no saben distinguir entre una prenda de cualquier tienda cuya función es vestirte y la moda: el trabajo de un artista que incluso en una percha nos deja sin aliento. Eso es moda.
Esa es la gente que se cree ajena a la moda, sin saber que esa prenda que se compraron sin pensar si "se lleva" o no, es una imitación más o menos fidedigna de lo que esa misma temporada creó Prada o Channel o Versace. Esa gente que no entiende que guste ir de tiendas para mirar, solo por el placer de ver las nuevas tendencias o las nuevas creaciones y recreaciones.
Yo nací así. Adicta a la moda. Aficionada a las nuevas colecciones. Seguidora de tendencias. Veneradora de artistas.
Yo soy aquella niña que pasaba horas combinando telas y sacaba vestidos de retales.
Y por eso, este Blog está dedicado a la moda. Porque no veo otra cosa de la que podría tratar.